domingo, marzo 27, 2005

Culto(s)

Al tiempo que veo las imágenes de las procesiones de Semana Santa, me planteo la cuestión de si dentro de no demasiados años su "cuota de mercado" va a seguir siendo relativamente la misma, y cuáles van a ser las consecuencias de ello.
Las procesiones son la manifestación religiosa más visible y generalizada de entre las del calendario católico, y las más visibles dada la mayoría de esta confesión en este país. Independientemente de que gocen de algún tipo de dotación presupuestaria pública ( municipal, etc.. no viene al caso ), independientemente de que requieran un uso de la calzada pública en estas fechas señaladas ( alguien ajeno a esta confesión podría pensar en ello como el consumo de un recurso público, también el suyo ! ), lo cierto es que difícilmente van a dejar de ser la principal celebración religiosa por estos lares, pero casi seguro que también van a dejar de ser la única visible, al menos en algunas zonas, barrios o poblaciones.
Con una población creciente de inmigrantes totalmente regularizados con diferentes cultos religiosos (orientales, musulmanes), llegará el momento en que querrán ( y tendrán todo el derecho a ello, de hecho ya ocurre en algunas zonas de especial concentración ), a poder manifestar en la vía pública los principales momentos de sus tradiciones y creencias, con actos como las procesiones, y si así ocurre ya, también a tener derecho a dotación presupuestaria. Si se paran a pensar, y son sinceros consigo mismos, lo que más les llamará la atención no es que se destine un 95% del presupuesto para fines religiosos, pongamos municipal, a actos de confesión católica, sino que un 5% lo sea para actos de confesión no católica. O que una calle esté cortada al paso un día "cualquiera" para un católico, por estarse celebrando un acto religioso de otra confesión.
Sin duda, cuestiones culturales y de culto religioso que van a obligarnos a reflexionar sobre los cambios que cada día sufre nuestra sociedad. Y estas cuestiones son las más difíciles de modificar, mucho más que las económicas.
Y ya acabo, pero no sin antes apuntar que, debido al sentido unidireccional de los actuales flujos migratorios, esto es, de entrada, no va a generarse tal debate, pero imaginen que el flujo se volviera algo más bidireccional. A buen seguro que en los países de destino, si fuesen de diferentes cultos, deberían abordar esta misma situación. Sería injusto que no fuese así, ¿no creen?